Francisco Martínez

Claude Debussy

Debussy nos aportó su Rhapsodie para saxofón principal y orquesta. Pero es conveniente que como saxofonistas conozcamos su biografía y y su gan catálogo de obras.

Origen

Calude Debussy era hijo de Manuel Aquiles Debussy y Victorina Maunourny. Su padre, en el servicio de víveres de la alcaldía y luego escribiente en la compañía Fives-Lille de París, llegó a capitán de la guardia nacional al servicio de la Comuna y fue condenado por ello a cuatro años de prisión, de los que cumplió el primero.

Este episodio y otros quizá contribuyen a explicar el mutismo de Debussy sobre su infancia. Aunque en ocasiones se ha calificado a sus padres de modestos empleados sin ambiciones culturales o impulsos artísticos, esta idea no parece cierta. De hecho, Manuel Aquiles llevaba con frecuencia a su hijo a las representaciones del Teatro Lírico, en donde el niño veía las operetas de moda y donde una representación de El Trovador, de Verdi le trastornó, según su propia confesión. En algunas estancias en Cannes, en casa de su querida tía y madrina Clementina Debussy, recibió sus primeras lecciones de piano en 1870 y 1871.

Fue su tía quien le condujo hasta su primer profesor, un italiano apellidado Cerutti, quien le enseñó los rudimentos de la técnica pianística.

Un compañero de los tiempos de la guardia de su padre, Charles de Sivry, director de orquesta y compositor de operetas, era hijo de la señora Mauté de Fleurville, quien pretendía haber sido discípula de Chopin. Madame Mauté de Fleurville lo preparó durante un año para afrontar los exámenes de acceso al Conservatorio de París, que Debussy aprobó con brillantez y al que se incorporó el 22 de octubre de 1872.

Formación

Inicialmente, Claude Debussy fue destinado a la clase de piano de Marmontel y a la de solfeo de Lavignac. Contra lo que habitualmente se supone y a pesar de los informes de sus propios profesores, el rendimiento académico de Debussy le proporcionó una tercera medalla en solfeo en 1874, la segunda en 1875 y la primera medalla al año siguiente.

Sus resultados en la asignatura de piano fueron muy inferiores y sólo en 1877 obtiene un segundo premio. Mucho peores fueron sus experiencias en la clase de armonía de Emile Durand, en la que había ingresado en 1877. Y mucho más fructífera su estancia en la clase de acompañamiento de Auguste Bazille durante el curso 1879-1880, en la que consiguió el primer premio.

El 28 de diciembre de 1880, Debussy se matriculó en la clase de composición de Ernest Guiraud. En 1983 y 1984, su actitud desafiante se acentuó y son numerosas las anécdotas sobre su heterodoxia, especialmente en el plano armónico. En 1983 realizó un primer intento para obtener el Premio de Roma con la cantata Le Gladiateur, sobre texto de Emile Moreau, pero sólo alcanza el segundo premio.

El ganador de aquel año, su amigo Vidal, le cedió su plaza de pianista de ensayos en la Sociedad Coral Concordia, que presidía Charles Gounod. El 27 de junio del siguiente año, la cantataL’enfant prodige , sobre texto de Edouard Guinand, le proporciona el primer premio: la pensión con estancia de tres años en la Villa Médicis.

Influencias musicales y literarias

Debussy llegó a Roma el 27 de enero de 1885 y volvió a París el 5 de marzo del siguiente año. Su estancia en la Vila Medicis estuvo marcada por varias enfermedades, una casi nula productividad compositiva y, en contraste, el encuentro con muchas obras literarias y artísticas. Descubrió la música de Palestrina y Lasso.

Leyó a Baudelarie, Verlaine, Mallarmé, Dante Gabriel Rosetti y otros autores. Interpretó a cuatro manos y analizó muchas partituras antiguas y contemporáneas, entre ellas el Tristan e Isolda de Wagner. Para cumplir con sus compromisos de premiado, compuso Zuleima, sobre libreto basado en una obra de Heine, abandonó una Diana en el bosque y, en febrero de 1887, ya desde París, concluyó Primavera, que tampoco obtuvo el beneplácito del Instituto. Su descubrimiento de Wagner data de 1880.

En el verano de aquel año, contratado como profesor de música de los hijos de la aristócrata rusa Nadejda von Meck, tuvo la ocasión de asistir a una representación vienesa de Tristan e Isolda.

El año siguiente, una nueva estancia con la familia Von Meck, esta vez en Moscú, le permitió familiarizarse con las obras de Tchaikovski, Rimski y, especialmente, Borodin. Junto a las óperas de Lalo y Chabrier, Debussy escuchó a partir de 1887 obras sinfónicas de Saint Säens, D’Indy y Cesar Franck y asistió a la tumultuosa representación de Lohengrin el 3 de mayo.

Al año siguiente acudió por primera vez al Festival de Bayreuth. Sus composiciones de la época revelan sus influencias literarias: las Arietas olvidadas (1887-1888) según Verlaine, La Démoiselle élue (1888) según Rosetti, los Cinco poemas de Baudelaire (marzo de 1889).

Ese mismo año reacciona con cierto hartazgo en su nueva visita a Bayreuth y, en la Exposición Universal, descubre los sonidos del gamelang, la orquesta tradicional javanesa, y asiste a los dos conciertos de música rusa dirigidos por Rimsky-Korsakov. En 1892, Debussy comienzó a elaborar los esbozos de grandes obras futuras: un cuarteto de cuerda, un preludio, interludio y paráfrasis para la siesta de un fauno según la égloga de Mallarmé y una especie de fantasía para violín y orquesta en tres partes o escenas «al crespúsculo».

La primera audición de La Démoiselle élue, el 8 de abril de 1893, comienza a atraer la atención de la crítica sobre la originalidad de su música. Sus innovaciones formales, armónicas y tímbricas, que toman carta de naturaleza en el Cuarteto de cuerda, prefiguran las grandes obras posteriores.

Preludio a la siesta de un fauno

Noctámbulo y asiduo a los ambientes de café, de escasos recursos económicos y con variados problemas personales, Claude Debussy atravesó periodos de depresión y otros de auge y notoriedad pública. El progresivo distanciamiento de sus padres o la ruptura de su compromiso con Thérèse Roger (la intérprete que estrenó La Démoiselle élue y Proses lyriques) no impidieron su ritmo de trabajo febril. Así, de 1892 a 1894 datan sus creaciones más reveladoras, todas para orquesta. Del plan inicial que trazara de preludio, interludio y paráfrasis, sólo subsiste la primera parte en su Prélude à l’après-midi d’un faune, estrenado el 22 de diciembre de 1894 en uno de los conciertos de la Société Nationale de Musique. Las novedades que la obra presentaba eran muchas.

En primer lugar, una orquestación peculiar con sólo 3 flautas, 2 oboes (mutado uno en corno ingles), 2 clarinetes, 2 fagots, 4 cornos y dos arpas sumadas a la formación de cuerda. Ni trompetas, ni trombones ni percusión, nada que le alejara de la sonoridad perseguida, tenue, vaporosa.

Destaca además la estructura de la composición: seis partes de longitud desigual dominadas por el solo de flauta inicial (Très modéré), que es expuesto luego con una armonización leve y después completa. Una segunda parte presenta un segundo motivo en el oboe y conduce a una atmósfera de mayor animación. Después, en la tercera, clarinete, oboe y cuerda presentan un elemento melódico nuevo, de gran emotividad y lirismo (Même mouvement et très sostenu). La cuarta parte retoma el primer tema transformado rítmicamente.

Después el tema se reexpone y se esquematiza en una especie de coda final. Por primera vez, Debussy se apartaba totalmente de la estética establecida, de cualquier obligación tonal y toma a su antojo los recursos para expresar esa impresión general que en él dejó el poema de Mallarmé.

Pélleas et Mélisande

El 17 de mayo de 1893, el teatro de los Bouffes-Parisiens presentó el drama Pélleas et Mélisande, del dramaturgo belga Maurice Maeterlinck. En 1891, Debussy había solicitado, infructuosamente, el permiso para emplear La Princesse Maleine, otra de las obras teatrales de este autor, como libreto de ópera. Aunque el estreno parisino de Pélleas no tuvo éxito, Debussy encontró en él el libreto adecuado y Maeterlinck aprobó que lo utilizara en una carta del 8 de agosto de aquel año, fecha en la que el músico ya había esbozado algunos fragmentos de la futura ópera; el primero de ellos fue la escena de la confesión. La composición de la ópera avanzó entre 1897 y 1900, años en los que además presentó algunos fragmentos en audiciones privadas.

En 1898, Albert Carré, director de la Opéra-Comique, había aceptado la representación de la obra, pero hasta el 5 de mayo de 1901 no se comprometió formalmente a incluirla entre las representaciones de la temporada siguiente. Tanto el ensayo general (28 de abril de 1902) como el estreno definitivo (30 de abril) fueron tumultuosos, animados por las discrepancias entre autor y compositor.

La obra suscitó la oposición furibunda de una parte de la crítica y de compositores académicos (Saint-Saëns, Théodore Dubois) y la admiración de un grupo de artistas amigos y parte del público que, progresivamente y tras sucesivas representaciones, acabaron por aceptarla.

Este drama lírico en cinco actos y doce cuadros transcurre a través de historias fantásticas de cuentos de hadas, de ambiente ocultista y misterioso. En un país imaginario de nombre Allemonde, Golaud, nieto del rey Arkel, se extravía en un bosque mientras cazaba.

Encuentra junto a un estanque a Mélisande llorando. Seis meses después, Golaud comunica por carta a su hermano Pélleas que ha desposado a Melisande, contrariando un matrimonio de conveniencia concertado por el rey. Arkel acepta la vuelta de Golaud al castillo.

La atmósfera opresora del bosque que circunda el castillo atemoriza a Méslisande. La pérdida de su alianza mientras acompañaba a Pélleas desencadena la desconfianza y los celos de Golaud, que les espía y, devorado por los celos, les sorprende, mata a Pélleas y hiere gravemente a Mélisande que, tras alumbrar una hija, muere quietamente.

La música que Debussy compuso para esta ópera ha sido calificada de revolucionaria y radical. Las partes vocales se mueven a lo largo de toda la obra en una especie de recitativo continuo, con algunos florecimientos melódicos pero que en ingún caso llegan a las tradicionales arias. Aunque emplea una orquesta completa, en raras ocasiones la despliega totalmente; se apoya especialmente en las sonoridades de la cuerda, con frecuendia subdividida, con sordina y con énfasis en los sonidos más graves.
Muy raramente hace sonar el metal o la madera sin combinar sus sonidos con los de la cuerda. El empleo de temas representativos de los personajes y las situaciones está muy lejos del leitmovit de Wagner.

Cáncer

En 1909 le diagnosticaron un cáncer, que acabaría con su vida 9 años después. Murió el 25 de marzo de 1918, cuatro días después del comienzo de una poderosa ofensiva de los alemanes en Arrás (150 km al norte de París).
Composiciones

Se relacionan cronológicamente y de forma separada las obras pianísticas, orquestales y camerísticas principales. Se acompañan de las fechas de composición.

Deux Arabesques (1888)
Suite bergamasque (1890)
Prélude
Menuet
Clair de lune
Passepied
Rêverie (1890)
Danse (1890)
Ballade (1890)
Valse romantique (1890)
Mazurka (1891)
Images (1894)
Pour le piano (1894-1901)
Prélude
Sarabande
Toccata
D’un cahier d’esquisses (1903)
Estampes (1903)
Pagodes
La soirée dans Grenade
Jardins sous la pluie
Masques (1904)
L’Isle joyeuse (1904)
Images (primera serie, 1905)
Reflets dans l’eau
Hommage à Rameau
Mouvement
Children’s Corner (1906-1908)
Doctor Gradus ad Parnassum
Jimbo’s Lullaby
Serenade for the Doll
The Show is Dancing
The Little Shepherd
Golliwogg’s Cake-walk
Images (segunda serie, 1907)
Cloches à travers les feuilles
Et la lune descend sur le temple qui fût
Poisson d’or
Préludes (libro primero, 1909-1910)
Danseuses de Delphes
Voiles
Le vent dans la plaine
«Les sons et les parfums tournent dans l’air du soir»
Les collines d’Anacapri
Des pas sur la neige
Ce qu’a vu le vent d’ouest
La fille aux cheveux de lin
La sérénade interrompue
La cathédrale engloutie
La danse de Puck
Minstrels
La plus que lente (1910)
Préludes (libro segundo, 1912-1913)
Brouillards
Feuilles mortes
La Puerta del Vino
«Les Fées sont d’exquises danseuses»
Bruyères
Général Lavine – excentric
La terrasse des audiences du clair de lune
Ondine
Hommage à S. Pickwick Esq. P.P.M.P.C.
Canope
Les tierces alternées
Feux d’artifice

Piano a cuatro manos y dos pianos

Petite suite (1886-1889 )
En bateau
Cortège
Menuet
Ballet
Six épigraphes antiques (1914)
Pour invoquer Pan, dieu du vent de l’été
Pour un tombeau sans nom
Pour que la nuit soit propice
Pour la danseuse aux crotales
Pour l’égyptienne
Pour remercier la pluie au matin
En blanc et noir (1915)

Obras orquestales

Prélude à l’après-midi d’un faune (1892-1894)
Pelléas et Mélisande (ópera, 1893-1895)
Trois Nocturnes (1897-1899)
La Mer (1903-1905)
Danse sacrée et danse profane (arpa y orquesta, 1904)
Première rapsodie (clarinete y piano, 1909-1910, orquestada en 1911)
Images (1905-1912)
Jeux (ballet, 1912-1913).

Obras de cámara

Cuarteto num 1 en Sol menor, Op 10 (1893)
Chansons de Bilitis (para conjunto instrumental, 1900-1901)
Rapsodie (saxo alto y piano, 1901-1908)
Syrinx (flauta sola, 1913)
Sonata (cello y piano, 1915)
Sonata (flauta, viola y arpa, 1915)
Sonata (violín y piano, 1916-1917)

La opinión de Pierre Boulez

Para el compositor y director de orquesta francés Pierre Boulez (1925-), «sólo a Debussy podemos situarlo junto a Anton Webern en una misma tendencia a destruir la organización formal preexistente en la obra, en un mismo recurrir a la belleza del sonido por sí mismo, en una misma pulverización elíptica del lenguaje».
Para Boulez el verdadero precursor de la música contemporánea es Debussy, y no la tríada Igor Stravinski, Arnold Schönberg y Béla Bártok: sin su obra no se entendería no sólo a Ravel, sino tampoco la de Edgar Varèse u Olivier Messiaen.
Fue Debussy quien, al romper con la forma clásico-romántica de su tiempo, descubrió un lenguaje musical nuevo, libre, oscilante, abierto a otras posibilidades.
Un lenguaje que, aunque tenía su origen en Wagner, establecía una alternativa diferente al modelo propuesto por éste en todos los parámetros que rigen la composición musical.
A pesar de ello, no hay que ver en Claude Debussy un artista iconoclasta que reacciona contra el legado del pasado: la tradición, sobre todo la del barroco francés, reviste una trascendental importancia en su música, particularmente en sus últimas composiciones, tales como las tres sonatas de cámara. Esta dualidad otorga al legado debussiano su perenne actualidad.

Discografía básica

Bibliografía

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